Terminé La Historia Interminable

     Cogió el libro y lo miró por todos lados. Las tapas eran de color cobre y brillaban al mover el libro. Al hojearlo por encima, vio que el texto estaba impreso en dos colores. No parecía tener ilustraciones, pero sí unas letras iniciales de capítulos grandes y hermosas. Mirando con más atención la portada, descubrió en ella dos serpientes, una clara y otra oscura, que se mordían mutuamente la cola formando un óvalo. Y en ese óvalo, en letras caprichosamente entrelacazas, estaba el título.

La Historia Interminable, ese libro (dentro de un libro) que Bastián Baltasar Bux, un niño regordete, fantasioso y poco aplicado, roba al propietario de la librería donde se refugia de los matones del colegio. Y es que, desde que se lo regalé a mi hermana hace ya más de un año (en los reyes de 2011), tenía ganas de leerlo. Y hace pocos meses tuve la oportunidad.

La novela trata sobre Bastián, un chico con problemas, cuya madre ha muerto y al que su padre no le hace apenas caso, que le encanta leer. Un día, harto de su vida diaria, decide saltarse unas clases y comenzar a leer un libro muy especial, La Historia Interminable. En él, la reina de un mundo llamado Fantasía, la Emperatriz Infantil, manda a un joven y valiente guerrero, que se hace llamar Atreyu, a recorrer su mundo para desentrañar el mistorio de la Nada, que devora poco a poco toda Fantasía.

Y, ciertamente, casi se me hizo interminable. Uno de los motivos, los estudios: últimamente, hay días que llego a mi casa, y diez minutos después salgo para las actividades extraescolares, terminando la jornada completa a las 21 o 21:30. Eso sí, no tengo clase los viernes; pero no me son productivos. Ahora solo leo esperando en la parada del autobús, cuando voy a la universidad. El otro motivo es que estaba intentando leerme dos libros a la vez: este, y Así Habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche (que por cierto, guardan relación ambos libros). Pero, como suele ocurrir, termino leyendo más uno que otro, así que los últimos días me centraba en La Historia Interminable.

No soy muy amigo de la Fantasía, pero he de decir que terminó gustándome bastante. Al principio de la historia, cuando Bastián sube al desván del colegio a leer el libro, me pareció bastante... fantasioso. Y léase por fantasioso, cualquier cuento en el que los personajes no parecen estar manejando la historia. El arranque de la aventura de Atreyu (que sería algo así como el "doble" en el mundo de Fantasía de Bastián) parece dar tumbos sin sentido, corriendo de un lugar a otro. Ni siquiera el personaje sabe realmente qué está haciendo, y la aparición de la Vetusta Morla, un icónico personaje de La Historia Interminable, parece forzada, pero da juego a una conversación digna de un personaje de Alicia en el País de las Maravillas. Sin embargo, este juega un papel bastante importante en la historia; no así en la película. Si han visto la película y les gustó, les recomiendo encarecidamente el libro. Y si no, también, puesto que es una penosa adaptación (el autor, Michael Ende, no quiso aparecer en los créditos).

La historia mejora bastante después del sexto capítulo. Bastián empieza a hablar y pensar sobre lo que le ocurre a Atreyu, incluso llega a verlo realmente, igual que la Emperatriz Infantil lo ve a él. Poco después, entra en el mundo de Fantasía, siendo a partir de aquí la parte más emocionante del libro. Bastián tendrá el poder de hacer cada deseo en realidad, construyendo Fantasía desde la nada. Y, como si de un guiño a Nietzsche se tratase, el primer personaje (a excepción de la Emperatriz) que se encuentra es Graómar, un león del desierto, al que llaman la Muerte Multicolor El león es una importante metáfora dentro de la obra filosófica de Nietzsche, que representa un estado intermedio entre el hombre, representado por un dromedario que carga con sus obligaciones, y el niño, el creador inocente. El León es el destructor del pasado, y el niño, el creador del futuro del superhombre. Además, toda la segunda parte trata sobre la búsqueda por parte de Bastián y sus amigos de su Verdadera Voluntad, es decir, el deseo de sanar tanto la Realidad como Fantasía.

Una hermosa historia sobre la fuerza interior, la humildad y la vanidad, la importancia de los amigos y la banalidad del aspecto físico frente a la fuerza del corazón. Con multitud de personajes, que no tienen siempre que caernos bien; ni siquiera los principales. Para ser un libro de Fantasía (y que conste que no tengo prejuicios contra este género, pero El Hobbit me desilusionó después de leerlo) me encantó.