domingo, 28 de julio de 2013

El hombre en el castillo

La pareja salió de la tienda y Childan se quedó un rato inmóvil, con las manos a la espalda, mirando la calle. Si tropezara con negocios así todos los días, pensó. Pero había algo que le importaba más que los negocios, el éxito de la tienda, la posibilidad de tratar socialmente a una pareja de jóvenes japoneses, capaces de aceptarlo como hombre más que como yank, o por lo menos como comerciante en objetos de arte. Sí, esta gente de la nueva generación que no recordaba los días anteriores a la guerra y ni siquiera la guerra misma era la esperanza del mundo. Las diferencias de posición no tenían significado para ellos. 
El hombre en el castillo es una de las primeras novelas en lanzar a la fama a uno de mis escritores favoritos, Philip K. Dick, y la única de este autor en conseguir un Premio Hugo en 1963. Está escrita en 1962, 6 años antes de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que dio lugar a la libre adaptación cinematográfica llamada Blade Runner.


En un universo alternativo, el Eje (Japón, Alemania e Italia) gana la 2ª Guerra Mundial. Como resultado de esto, el mundo se divide, prácticamente, en la zona oriental, dominada por los japoneses, y la occidental, dominada por los nazis. Esta división queda plasmada en Estado Unidos, donde la costa Oeste está bajo la jurisdicción japonesa, y la Este, bajo la germánica.

La historia se narra a través de 5 personajes:
  • Robert Childan (que narra el fragmento que inicia este post) es un coleccionista de arte preguerra. Este arte consiste en artículos cotidianos, de la subcultura pop, anterior a la guerra, como relojes de Mickey Mouse, pistolas de la guerra civil americana o calendarios de béisbol.
  • Nobusuke Tagomi trabaja como funcionario del estado japonés en Estados Unidos. El personaje reflexiona acerca de la extraña unión de la Alemania Nazi con el Imperio Japonés, puestas en relieve junto a sus creencias budistas.
  • Frank Frink y Ed McCarthy fabrican falsificaciones de los objetos de arte como los que Childan vende.
  • Juliana, ex-mujer de Frank Frink, vive en Colorado, y conoce a un conductor de camiones italiano, que dice ser veterano de guerra.
Como en otras obras de Dick, los personajes tienen algunos toques casi neuróticos que tanto los caracterizan. Extraña pero enganchante, es curioso como la historia la ucronía. Pero claro, para el enrevesado escritor, esto es poco. Dentro de la propia historia, el escritor incluye un libro, del cual todos los personajes han oído hablar: La langosta se ha posado. En este libro, se narra una tercera historia: el Eje perdió la guerra. Sin embargo, la guerra fría se desarrolló entre Inglaterra y Estados Unidos.

En ocasiones ciertamente caótica, y pese a un final que tuve que releer varias veces, el libro no me decepcionó en absoluto

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