Subo el camino. Ya vine aquí hace mucho tiempo, pero me sigue costando el mismo trabajo subir los dichosos escalones. No se de dónde nos vino la idea de poner la casa en un lugar elevado.
Por fin llego. Me extraña volver a ver esos balcones, desde donde mirábamos esas puestas de sol tan espléndidas, con el sangriento disco semioculto, dando paso a la más inmensa oscuridad iluminada de estrellas que puedas ver.
Pero vuelvo en mí. Unos pasos a hacia delante se encontraba la puerta. Avanzo con actitud decidida, mas cuando mi mano roza el pomo noto algo. Confusión, desesperación, miedo. Miedo de lo que podía encontrarme al otro lado ¿Estará aún ahí?
Finalmente, lo giro con cuidado. La puerta se abre con un agudo y metálico chirrido. Sí, en efecto: mi esqueleto sigue estando ahí.
Fantabuloso, realmente me encantò, corto y conciso
ResponderEliminarNunca he sido gran fan de los microrrelatos, sobre todo de los muy muy cortos, porque en ellos apenas se entiende la idea general, pero tengo que decir sinceramente que este en concreto me ha encantado.
ResponderEliminar¿Cómo promueven la escritura en tu instituto no?Lo digo por lo del anterior post y lo de este.