Tras abandonar casi definitivamente la poesía al final de junio del año pasado, no he tocado la composición poética. Ahora, escribo este "ligero" poema, hexasílabo y sin rima, intentado conciliarme con esa faceta literaria.
Las cosas que vemos
que hablamos, sentimos;
nos conmueven,
Moldean, dan forma
a nuestra existencia.
Este martilleo
atraviesa el torax,
cruza el corazón.
Una fina vara
sujeta el alma
se hunde en la llaga:
todos conectamos
entre sí, sin límites.
Nos une a todos
en red colateral.
Agitamos el marco
donde ocurren cosas
que no podemos ver.
Nos movemos mucho,
arriba y abajo,
armonía en conjunto.
Tic tac, tic tac, tic tac.
Cada pensamiento
como un golpe acciona
una maquinaria
se pone en marcha.
El sistema late,
Se altera y rota.
Los ánimos cambian,
arriba y abajo,
Una y otra vez.
Como una piedra
tirada al estanque
las ondas se extienden.
Muchos nombres tiene:
sincronización,
también resonancia.
En alemán Zeitgeist.
Yo grito "empatía".
No conocía esta faceta tuya.
ResponderEliminarNo sé que comentar, porque a mí escribir poesía se me da fatal.
Lo que si me gusta es ponerles música, y por eso me fijo mucho en el ritmo de las poesías (que evidentemente es una parte descartable, como lo es la rima).
En este sentido me parecen perfectos, por ejemplo, los versos de San Juan de la Cruz. Si te fijas, el ritmo que imprime con los acentos a cada estrofa es siempre el mismo, lo que ayuda para luego ponerle música (le he puesto música a su "Noche escura").
Bueno, esto viene a cuento de decirte que me parece que, con muy poco esfuerzo, podrías conseguir un cierto ritmo en tu poesía. Yo creo que mejoraría y que, a lo mejor, me animaba a ponerle música.