viernes, 28 de septiembre de 2012

De las instituciones a la democracia (I)


Este es un pequeño ensayo-artículo de opinión que tenía pensado desde el verano, pero se me ha hecho tan largo que lo he dividido en 3 partes. Espero que la idea se entienda. Acepto críticas tanto de forma como de fondo


Posiblemente, como apuntan los tópicos, la mejor manera de pensar sea relajado, en el campo, y al lado del agua (sea mar o piscina, como era el caso). Estaba leyendo un ensayo, recomendado a su vez por otro libro, llamado Capitalismo, Socialismo y Democracia (pérdida de tiempo, opinión personal), y había algo que no me cuadraba. Siempre que hablaba de la democracia o del socialismo (no así del capitalismo), lo hacía con apego a las instituciones: como si, por contra, no existiese ninguno de estos modelos políticos sin férreos organismos estatales, que aseguran la consolidación de los modelos. Entonces empecé a vislumbrar una especie de teoría sobre la democracia, que intentaré plasmar en las líneas posteriores.

Sé que andan ocupados, pero párense a pensar. ¿Y si les digo que no viven en un régimen democrático? Sí, me acusarán de crítico “revolucionario” o perroflauta en el mejor de los casos. Pero no, escúchenme. ¿Conocen a John Locke y Hobbes? Bien, las teorías sobre el poder político que ambos defienden son, en apariencia, totalmente opuestas. Si recuerdan algo de su etapa por el instituto, el filósofo inglés Locke propone un modelo de división de poderes: el poder ejecutivo (gobierno), el legislativo (parlamento) y el judicial (tribunales), independientes uno del otro. Por contra, Hobbes propone como único modelo social posible al Leviatán: enfundar de poder a una única persona u organismo, totalitario y dictatorial (claro que, en la época de este hombre, estos dos términos no existían; ellos eran más de absolutismo real y demás). Si en el modelo lockiano el poder se puede alternar con el consentimiento de los ciudadanos, en el hobbiano la única manera de hacerle frente es no haciéndoselo; mudándote (huyendo, simple y llana mente) del país.

Pues bien, reflexionando, creo que el modelo de nuestro sistema político es, pese a ser llamado “democrático”, de estilo hobbiano “a cuatro años”. Es decir, que los leviatanes son elegidos por los votantes para ser (como) “dictadores” por una legislatura. Sin ataduras. Por supuesto, la gente sensata me dirá que, bueno, quizás esto que están leyendo es fruto de la legislatura del gobierno del PP. Pero, como les explicaré, esto poco tiene que ver con el signo del gobierno, si el modus operandis es el mismo.

¿Cómo se “desdemocratiza” un sistema? Para convertir una democracia “normal” en una hobbiana es necesario quitarle ese poder de cambio, de organización y estructuración a la población general. A poder ser, también atontarlos, para que no puedan reaccionar muy bien, pero esto ya es optativo. Primero y principal es que, sea todo o no para el pueblo, sea sin este. ¿Cómo? Muy sencillo: el poder (organización, legislación y estructuración) queda transferido a instituciones, a cargo de políticos. Simple y llanamente.

Las consecuencias de esto son inmediatas: si el poder lo ejercen tecnócratas especializados, ya no compete al pueblo decidir acerca de nada. Les hayan engañado o no los políticos que eligen a esos tecnócratas, estos actúan a espaldas de la población y, en general, en contra de ella. Es igual que se denominen de izquierdas, de derechas o de color marrón clarito: en su actuación no piden permiso ni perdón. Si alguien piensa que las elecciones son totalmente justas y dejan clara la legitimidad de un partido político, es que no ha visto o comentado la entrada que hice haceunos meses.


En el siguiente post pondré los argumentos pro y contra esta teoría. Sigan leyendo...

2 comentarios:

  1. De acuerdo. Para empezar, el poder judicial no es independiente al ser los partidos quienes nombran a sus altos cargos. Pero no sigo. Prefiero esperar tus siguientes entradas.

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  2. Como bien supones FBM, ahí arremeteré en las próximas entradas.

    Mi idea es hacer tres más. Una aportando contrargumentos la "tesis" de que las instituciones son antidemocráticas (uno de ellos será el poder judicial, que rápidamente desmentiré con lo que acabas de decir y más cosas); otra con ejemplos que apoyan la teoría, y un resumen para acabar.

    He empezado este viernes a leer tu entrada de la materia, la antimateria y el tiempo negativo. En cuanto termine, te la comento ;) (acabo de volver a la universidad esta semana)

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