martes, 13 de noviembre de 2012

La rutina

Para Antonio, su vida era demasiado normal. "Rutinario" era el adjetivo que más le describía. Todos los días se levantaba, desayunaba, cogía el coche para ir a aparcar cerca de su trabajo, pero nunca había sitio. Tras dos vueltas a la manzana alguien le dejaba el aparcamiento libre. Y eso era lo más emocionante del día: ver el color del coche que le dejaba el sitio.

Pero desde hacía unas semanas, Antonio estaba mucho más "alegre", si es que se le podía llamar así a no estar afligido. Y eso fue desde que, haciendo zapping, empezó a ver una nueva serie de televisión. En ella se reflejaba todo lo que Antonio supuso alguna vez que era la verdadera vida. Había drama, romance, desamparo y algo de comedia, todo envuelto y perfectamente hilado, con un toque de realidad sublime. El protagonista vivía, se podía decir que hasta más que él mismo, pensaba Antonio.

Un día cualquiera, en mitad de un capítulo, pasaron a anuncios. Nunca antes había visto publicidad en esa cadena. De hecho, no sabía ni qué cadena era, pues nunca lo habían anunciado. Ni se lo había preguntado, hasta ese momento.

-¿Le gusta la serie que está viendo? ¿Le gustaría participar en ella? ¡No se hable más!

El presentador de aquel estrafalario anuncio acercó su cara a la pantalla, abrió los ojos y los dirigió hacia los de Antonio. Sin perder la sonrisa, continuó.

-¡Sí, le estoy hablando a usted, Antonio! Salga ahora mismo a conseguir la vida que quiere. Y no, si se lo está preguntando, este programa no lo ve nadie; no puede verlo nadie. Solo está disponible para usted. Alguien ahí arriba lo aprecia mucho, ¿sabe? Consiga la vida que usted quiere. Lo único que necesita tener es emoción por vivir. Nosotros pondremos la oportunidad. ¿Necesita que alguien le de un empujón? ¿Qué tal algún vecino o vecina extrovertido que le pida algún nimio favor, y terminar encontrando gustos en común? ¿Cruzarse en la calle con un escritor y que usted mismo le ayude a continuar la obra de su vida? ¡Hágalo! ¡Y por su bien, espero no verle más por aquí!

El anuncio terminó, y volvió la serie. En ese momento, llamaron a la puerta.

1 comentario:

  1. Pobre rutina, siempre la ponemos mal. Sin embargo creo que también tiene aspectos positivos. Pensaré alguna historia.

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